lunes, 27 de agosto de 2007

Subjetividad en el ciberespacio

Es interesante ver cómo los internautas analizamos el ciberespacio desde una perspectiva ajena a nuestro “yo interno”.

Pocos divagan sobre su experiencia con Internet como constructora de redes sociales, quizá porque es difícil hablar de uno mismo y encima teorizar sobre acontecimientos cotidianos.

Y es que a pesar de la aparente frialdad de las nuevas tecnologías, más que simples instrumentos son impulsoras de procesos sociales… y no me refiero sólo a las conversaciones que se dan en los chats, correos electrónicos y grupos de noticias.

Las máquinas también estimulan nuevas formas de subjetividad: antes de ser aceptados por un navegante de carne y hueso, un aparato debe reconocernos como usuarios humanos.

Ya como miembros de una comunidad, debemos cumplir ciertas reglas (respetar al interlocutor, defender el ancho de banda, favorecer la discusión hacia “x” temática…), sin embargo nunca faltan rebeldes y fisgones.

Detrás de la pantalla, se esconde una ventana abierta a los deseos de voyeur , que nos sumerge en un sinfín de fantasías, desde la seguridad y comodidad de nuestro propio espacio.

Identidades ficticias y desinhibidos diálogos, frente a desconocidos de cualquier lugar del orbe, aniquilan las restricciones impuestas por la edad, la apariencia, la timidez o el género, o sea, la red nos permite jugar a ser otros.

En este juego, el texto es una importante arma, pues la palabra escrita es el vehículo fundamental para transmitir y prolongar nuestras andanzas virtuales. En síntesis, la “hablada” equipara la dinámica de comunicación entre la web y la tradición oral.

Pero la subjetividad no se limita a la interacción con otros usuarios. El ciberespacio es una especie de material didáctico, porque aprendemos acerca de nuestro “yo interno” y exploramos aspectos de nosotros mismos hasta ahora inexpresados.

Esa manifestación, palpable a través de la escritura, es la que nos da existencia frente a los demás internautas y nos faculta para reclamar el sitio como propio… bueno, ni tan propio.

Internet devora los derechos de autor, pues producto de la intervención de cuanto vecino se apunte, la comunidad teje un discurso colectivo. ¿El inconveniente? Un texto podrá reproducirse ilimitadamente sin que obtengamos ganancias. ¿La ventaja? En la web no podemos ser egoístas. Las nuevas tecnologías nos hacen mejores inquilinos…aunque sea a la fuerza.

2 comentarios:

Pamela Monestel dijo...

es super interesente analizar más este tema del ciber espacio como constructor de redes sociales,y tambien de comunidades en donde la discusion de las identidades no es tan definidas como el discurso intelectual se maneja.

Aemas de ser uno meio comunuatica que inlcuye gran impacto en la movilización social.


Gran tema que podria añadirse como manejar la intersubjetividad en las relaciones sociales construidas en la red. o algo por ahi.

Me gusta su blog y la orientación que le dan......... SIGAN ADELANTE

Dani dijo...

Así es, generalmente las nuevas tecnologías se analizan como facilitadoras del trabajo humano, pero se deja de lado su carga social.

Además, se suele ver a los usuarios como un todo, quizá por la influencia de los medios tradicionales, desfigurando sus identidades... que de paso son un misterio porque muchos son simples fisgones. Y si no escribís es como si no existieras.

Pamela, gracias por tu comentario.