Cuatro años de nuestra vida en una universidad, formándonos como comunicadoras y aún así nos cuesta encontrar la mejor forma de iniciar este blog.
Mientras intentamos encontrar las palabras justas que te inviten a navegar por nuestro espacio, el cursor sigue parpadeando y la pantalla en blanco nos hace preguntarnos si realmente nacimos para ser periodistas, si esos 143 créditos -casi cursados por completo en la ECCC - y decenas de “horas trasero” en el cuarto piso de Ciencias Sociales nos capacitaron para llevar información útil y de calidad.
Se supone que sabemos escribir ¿no?, entonces ¿por qué nos perturba tanto un blog vacío? Quizá su novedad sea la responsable, aunque los weblogs tampoco son tan recientes: aparecieron hace 10 años... ¿o será que nos da miedo abandonar las cómodas estructuras de los medios tradicionales?
Pero no estamos solas, esa misma duda oprime a muchos estudiantes de Comunicación en otras universidades de Latinoamérica. Los cambios que trae la tecnología son vertiginosos, y las escuelas están tan confundidas como nosotras ante esos cambios.
Luego de tanta discusión e incertidumbre, algunas letras aparecieron frente a nuestros ojos y optamos por seguir el primer consejo que nos dieron para hacer un blog: sean sinceras… ¡lo somos!
Entramos a un mundo desconocido, el de los weblogs. Nos declaramos cuasiprofesionales de la Comunicación e inexpertas en la blogosfera. Con este primer post iniciamos la desintoxicación de las estructuras tradicionales.
Mientras intentamos encontrar las palabras justas que te inviten a navegar por nuestro espacio, el cursor sigue parpadeando y la pantalla en blanco nos hace preguntarnos si realmente nacimos para ser periodistas, si esos 143 créditos -casi cursados por completo en la ECCC - y decenas de “horas trasero” en el cuarto piso de Ciencias Sociales nos capacitaron para llevar información útil y de calidad.
Se supone que sabemos escribir ¿no?, entonces ¿por qué nos perturba tanto un blog vacío? Quizá su novedad sea la responsable, aunque los weblogs tampoco son tan recientes: aparecieron hace 10 años... ¿o será que nos da miedo abandonar las cómodas estructuras de los medios tradicionales?
Pero no estamos solas, esa misma duda oprime a muchos estudiantes de Comunicación en otras universidades de Latinoamérica. Los cambios que trae la tecnología son vertiginosos, y las escuelas están tan confundidas como nosotras ante esos cambios.
Luego de tanta discusión e incertidumbre, algunas letras aparecieron frente a nuestros ojos y optamos por seguir el primer consejo que nos dieron para hacer un blog: sean sinceras… ¡lo somos!
Entramos a un mundo desconocido, el de los weblogs. Nos declaramos cuasiprofesionales de la Comunicación e inexpertas en la blogosfera. Con este primer post iniciamos la desintoxicación de las estructuras tradicionales.
4 comentarios:
Pienso que el temor puede estar relacionado con la desintermediación que implica este espacio. No hay editores, ni directores. De alguna manera el espacio para la creación delata. Eso el lo rico. Será? Me resultaría interesante debatirlo...
Sí, tal vez estamos acostumbradas a pensar de forma cuadrada... a respetar esas jerarquías y figuras de autoridad.Figuras que como dice Gabriela se desbibujan en este medio.
Sin embargo, personalmente, creo que mi mayor temor se debe a la presión autoimpuesta de: soy periodista y tengo que "escribir bien", presión que luego del primer post y la navegación por otros blogs se ha ido disminuyendo.
Aquí lo importante es tener algo que decir, utilizar de forma inteligente el espacio, la libertad que Internet ofrece y darse la oportunidad de crear y ser una misma.
Creo que el temor está ligado a la responsabilidad que tenemos los periodistas digitales (y/o blogeros): diseñar acciones de comunicación que integren todo el proceso.
Como quien dice, si algo sale mal hay un culpable... atrás quedó eso de que necesito del camarógrafo, diagramador o corrector de estilo. Nuestro deleite es amarrar todos los hilos en un solo nudo.
A esto se le añade la novedad del asunto... y lo que se sale de nuestra cotidianeidad nos perturba.
Pues bienvenido!
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